Por este primer premio referido a Ranchos, el 30 de Agosto de 1983 se llevó a cabo en el andén de la estación un acto, por
este motivo descubriéndose una placa (aún está) y que dice: "Ferrocarriles Argentinos - Primer Premio - Al personal de la
estación Ranchos, por su acción y responsabilidad puesta de manifiesto en el cometido de sus funciones durante el año
1982. Buenos Aires Agosto de 1983 - Ingeniero Juan Legnazzi - Gerente Línea General Roca - Ingeniero Gastón A. Cossettini -
Presidente Ferrocarriles Argentinos", siendo bendecida por el entonces cura párroco Rvdo. Fidencio Gago Diez, asistiendo
autoridades locales, público en general, delegaciones escolares, ejecutivos y jefes de departamentos del Ferrocarril
General Roca, estuvieron también los Jefes de Villanueva, don Ismael González y de General Guido, señor Reynoso.
Este fue otro de los premios que agregó Ranchos a su trayectoria de estación limpia y cuidada.
Luego vino el ocaso, por estas cosas del destino, quedando clausurada al servicio comercial el 9 de Agosto de 1992, fecha
ésta figurativa del último servicio de tren de pasajeros que circuló, así después en su lánguida agonía despidió al
último jefe de estación, don Ricardo Humberto Llantada, y más tarde su último empleado ferroviario, don Jorge R. Aguiar le
cerró las puertas definitivamente por orden superior, el 29 de Abril de 1993. Hoy, pasados ya cuatro años y algo más,
entre yuyales y cardales, juegan a la escondida por allí el fantasma de los recuerdos acompañado por la tristeza, el silencio
y la nostalgia. No hace mucho tiempo, nos informamos que el predio y edificio de Estación Ranchos fué cedido a las autoridades
municipales por Ferrocarriles Argentinos, quienes tal vez le darán un destino mejor que el que tiene, mientras encierro en
mis notas el trato a lo que históricamente me he referido, no entraré a considerar otras reflexiones que no sean éstas,
aunque si bien es cierto, las tengo, me las guardo para mí, fundamentalmente por el respeto que los hechos históricos
referidos y volcados en cada nota me merecen lo mismo que los lectores. No quiero pasar por alto el nombre de jefes
de estación que por una omisión involuntaria, no se registraron en nota anterior, ellos son Señores Gandolfo, Mutti,
Alfredo Quaini, Leopoldo Roca, Bonavento, Saverio Servidio y Oscar Zubelet.
Si Dios quiere entonces, hasta el año que viene, 30 de Agosto de 1998, cuando se conmemore el día del Ferroviario, yendo
implícito en esta despedida estos versos que compuse dedicados a la Estación Ferroviaria de la Ciudad de Ranchos:
RANCHOS MI VIEJA ESTACION
En mi pradera, callada
Te he visto en esta ocasión
Muy triste, vieja estación
Y con las puertas cerradas
Vencida, sola, cansada,
De tu trajín el vaivén
Sin el silbato del tren
Que despierte tu quietud
Tu signo, como virtud
Se ha perdido en el andén.
De tus tiempos cerealeros
Ha quedado el historial
De embarques en tu corral
Entre jaulas y reseros
De vagones, de bolseros,
Que a la eternidad, se han ido
Solos, quedaron destruídos
En silencio tus galpones
Y cerrados los portones
Parecen estar dormidos.
Se van perdiendo de vista
Allí entre los pastizales
Vías, cambios y señales
Sin que nadie los asista
No se ven comisionistas
Ni tampoco canasteros
Hace tiempo que partieron
De sus peregrinaciones
Entre tarros o furgones
Cargados por los tamberos.
La soledad de tu frente
De lo próspero de otrora
Se fué la gran trilladora
De Castronuovo Vicente
Donde se vió tanta gente
En la esquina de Garmendia
A tu galpón de encomiendas
Y al empedrado camino
A Bazán, a Saladino,
Por el vino, de sus sendas.
Recuerdo vieja estación
Que en ésta calle tenías
Hasta una panadería
Y aquel inmenso galpón
De Macchi, y una función
De don Ramón Colombier
Del viejo tiempo de ayer
Con la fonde de Julián
El famoso turco Abraham
Para dormir o comer.
Paso a nivel, tus barreras
Dibujaban la figura
Del viejo galpon Amura
Que de don Domingo fuera
Un artesano en maderas
Don Volpatti, carpintero
Tomás Cioccia Peluquero
sonriente como feliz
Y la esquina de don Ruiz
Salvador, el hotelero.
Me detengo en el portón
Entrada que desde el centro
Medito hacia mis adentros
Como una vaga ilusión
Y al no ver ningún vagón
Allí en tu playa desierta
Quisiera golpear las puertas
Del engaño que es tu vida
Y creer que estás dormida
Y no pensar que estás muerta.
El RANCHOS de tus letreros
Por el andén que se alarga
Ya sin los trenes de carga
Ni tampoco pasajeros
Pensé, que tal vez se fueron
A estaciones del olvido
Un jardín, sucio y vencido
Verbo de un tiempo pasado
La soledad te ha copado
Y tu tiempo se ha cumplido.
Ya no hay crotos ni linyeras
Alumbrando tus galpones
Y humo de aquellos fogones
Que parecían hogueras
Un susurro de tapera
Es noche en mi pensamiento
Cierro los ojos, y el viento
Con imprudente barullo
Me trae nostalgia y murmullo
De todo aquel movimiento.
Pienso, en los prados del ciello
Deben de lucir sus layas
maniobrando en otras playas
Iglesias, Pancho Sotelo
Barrera, Atela y el celo
De Dick Ismael, Auxiliar
De Carbone, o Domselaar
De esa gente, que ya no hay
De Minaberrigaray
Todos para recordar.
Hoy me senté a contemplarte
Y tu misterio me envuelve
Más, tu mito me devuelve
Lo que aposté al añorarte
Y jamás he de olvidarte
Aunque el tiempo se me escapa
De tu imagen, que me atrapa
Aquí entre tus vías muertas
Vieja estación hoy desierta
Vos cumpliste, una etapa.
Adolfo Amaranto Giles
Mi agradecimiento al señor Director del Periódico "Aquí Ranchos", Renato Riva por el espacio que me ha concedido
en sus páginas en cada nota.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA: "Historia del Ferrocarril del Sud" - "Ranchos, Sus Hijos y Sus Amigos" de Carlos Pablo Bona -
"La última Diligencia y el Tren" de Adolfo A. Giles.
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